viernes, 13 de abril de 2012

Divagando II

  El pasado es historia plasmada en un libro de pasiones ya probadas, el presente es un conjunto de sucesos que van transitando, que van pasando y causando reacciones; Son momentos que se construyen para ser recuerdos y se van adhiriendo para formar parte de nosotros.
  Pero el futuro no existe, no llega, no nos define, esta congelado, no lo vivimos ni lo estamos viviendo, no forma parte, no nos dice nada...sólo calla. Puede  tener cualquier forma o ninguna a la vez, nosotros lo moldeamos.
  El futuro son sólo suposiciones vagas y flotantes, paralizadas en frente nuestro, sin tocarnos. El futuro no existe, todo es producto de nuestra imaginación.
  Pero lo que lo hace parecer tan real es la forma en la que, sin tocarnos, nos hace sentir y es la razon de muchas acciones presentes, es lo que mueve a algunos ahora, es la causa de preguntas. Pero no, no es real, es sólo un estado mental, una justificación, algo creado para dar sentido, para tener una incognita que despejar o una esperanza de que todo cambiará. Son sueños inconclusos, pensamientos desvariados y predicciones inconsistentes. El futuro amarga, preocupa, angustía, nos atrapa y provoca que el miedo nos consuma, no obstante también ilusiona y surge como una motivación para alcanzar nuestros deseos.
  Eso prueba que las cuestiones imaginarias son paralelas al realismo y aún así causas senzaciones incluso más complejas que la misma realidad nos provoca y también es evidencia de que la imaginación, los sueños o fantasías tienen infinitas perspectivas, miles de formas, cientos de reacciones y un sólo creador: Tú.

sábado, 7 de abril de 2012

Algo para ti.


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A veces no entiendo como a las otras personas les es tan fácil andar contando su vida por ahí, sus problemas, inquietudes, secretos, etc. Las personas se expresan tan libremente que me resulta extraño, como un terreno desconocido. Algunas personas agarran tanta confianza, comodidad y valor para gritar cada aspecto de su vida, lo cual me parece ilógico, mezclan su vida privada con las situaciones públicas tanto hasta tal punto en que resultan homogéneas, no sé distinguen una de la otra.
Tal vez es porque no es lo mío, pero no me gusta, lo encuentro raro y ya he probado eso de mezclar las cosas, y la verdad no me gustó, me sentía invadida. Cuando hablo, no me gusta comunicar todo lo que pienso, siempre me gusta guardarme cosas para mi, tener secretos, pasiones ocultas del mundo, porque revelando cada aspecto de mi vida personal a los amigos casuales, hace que estos pierdan su esencia y se vuelvan sólo un hecho corriente y vacío; A demás, comunicar todas tus esperanzas significa romperlas, ya que la gente puede llegar a destrozar algunas con su frívolo realismo y sus frías observaciones.
Guardar cosas para uno mismo es como tener algo, saber que hay algo más detrás de todo lo que la gente ve, algo que bien podría ser especial o no, eso no se sabe, pero es mejor que flote entre el vaivén de incertidumbre entre lo único y lo común, que a que se vuelva algo absoluto y sin sentido.
Por eso es que en el universo no se encuentran todas las respuestas escritas, si no, ¿Dónde quedaría el misterio?, Esas preguntas sin resultado en las que puedes idear una respuesta ingeniosa y libre, sin correcciones o límites.
Eso sucede cuando existen dos vidas: la que muestras al mundo y la que es para ti, la de pensamientos y sensaciones extraordinarios que nadie nunca conocerá y que a veces piensas como sería todo si vieran la entidad oculta de tu alma. ¿Por qué arruinar ese enigma revelándolo todo y quizás viendo que nada es como esperabas?, como esperar que entiendan de lo que hablas o que se sorprendan de tus dotes ingeniosos.
Sólo se que no entenderé cual es la maravilla de mezclar las cosas, de publicar cada pensamiento. Para mi es vergonzoso y ridículo, se siente como si estuvieras desnudo, sin nada que ocultar e inclusive arrebatándole a la gente la intriga de saber que hay algo más de ti de lo que enseñas, la curiosidad de querer descubrirte, adivinarte.
Si exhibes todo, no quedara nada para ti. 

Mi lugar feliz.

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Todos tenemos ese lugar feliz, el primer lugar al cual acude nuestra mente cuando necesitamos un respiro de la existencia, ese sitio especial en que nos visualizamos e instantáneamente encontramos la paz. Ese rincón que el universo nos ofrece para depositar nuestro pensamiento, independientemente de que exista en alguna parte del mundo corpóreo y físico o en una invención del alma, la imaginación y los sentidos.
Siempre existe ese puente entre el agobiante día a día y la zona que esta del otro lado de la franja de la realidad, zona que aunque su composición y características varíen de persona en persona, posee un solo nombre: Libertad.
La libertad es sentirse desligado de cualquier preocupación, por eso acudimos a ese lugar, para hallar la libertad que es difícil de encontrar en la tierra, sucumbimos a una fantasía que nos permite despejarnos de cualquier problema, alejarlo y que cualquier situación que no pertenezca naturalmente a aquella utopia  pasa a segundo plano.
Cuando siento necesidad de escapar de mi vida y tomar un respiro del entorno, acudo a muchas fantasías desvariadas, historias, delirios y deseos, pero cuando se trata de un territorio en concreto, sólo hay una cosa que invade mi mente: La playa.
Es un paraje que coexiste en el planeta como algo real y tangible, pero el viaje sigue siendo el mismo y si puedo hallar la libertad que busco. Las sensaciones que me transmiten, a pesar de algunas tener palabras que las definan, son inefables e infinitas. Tan sólo imagino la arena suave entre mis dedos y las olas oscilantes emprendiendo su trayectoria desde el horizonte y como suavemente amanece un sol reluciente sobre el océano, el cielo tatuado de colores fusionados que nunca se habían visto jamás, tan naturales y auténticos, el viento ligero otorgándome la sensación de volar, la espuma del mar, la naturaleza despertando, el día naciendo sobre ese ayer que no fue tan indulgente, las últimas estrellas titilando a lo lejos, y la luna lejana dando paso a andanzas y remembranzas.
Esa sencillez con la que la madrugada comienza desde cero, sin importar cualquier tormenta que asecho la atmosfera, el sol siempre sale de esa nube para amanecer otra vez. La manera en la que siento como insólitos sueños brotan y emergen al son del alba. Y absorta en metáforas y alusiones, analizando cada detalle, cada fragmento de la perfección, voy desvinculándome de la razón, de las cuestiones de la sociedad, de los pensamientos racionales, de esa búsqueda insaciable por una solución, de la preocupaciones del futuro, de las preguntas cuyas respuestas permanecen calladas, de las incógnitas, de los obstáculos, impedimentos y caídas, todo pasa a segundo plano.
Inclusive en mi lugar feliz encuentro el resultado a cada problemática que la adversidad me arroja a veces, hallo la solución tendida frente a mis ojos, esperando ejecutarse, se extinguen las incertidumbres de lo venidero, la filosofía me cubre con un manto de conocimiento relativo pero valioso y fructífero, el valor de la incógnita se despeja simple.
Todos necesitamos ese rincón, ese espacio ficticio-real, esa libertad para desentenderse de las preocupaciones, ese espontáneo segundo de felicidad en medio del caos, esa orquídea que florezca en la Apocalipsis, esas sonrisa brillante tras el manto de lágrimas, esa seguridad de que podemos encontrar porciones de regodeo en cualquier esquina, la certeza de que no todo esta quebrado, mientras exista esa posibilidad de volar a otro paralelismo alterno donde flotan en el aire salvaciones.