jueves, 7 de octubre de 2010

Prejuicios y estereotipos.

Es impresionante, que a medida que el tiempo transcurre nos volvemos más superficiales y nos olvidamos de las cosas que verdaderamente importan en la vida, es algo que se ha repetido mucho, pero es la verdad: Nos olvidamos de la belleza interna, que es la que realmente cuenta. Ahora las personas nos dejamos llevar por las apariencias, prejuicios y estereotipos que nos rodean y se supone que para ser alguien, para mantener una relación con una persona o una amistad, se tiene que tener requisitos fundamentales: Cara bonita, cabello lindo y exuberantes atributos ¿Por qué tiene que ser así?, ¿por qué no podemos acercarnos a una persona para conocerla mejor sin importar su apariencia?, ¿Acaso es agradable estar con una persona atractiva, pero que sea engreída y totalmente distinta a nosotros o a lo que queremos?, y es que a veces nos olvidamos de cómo queremos que sea la persona por dentro y nos enfocamos en lo físico y en los estatus sociales ¿ Dónde esta el amor que va mas allá de lo externo?, ¿Dónde esta aquella amistad que no le importa como te vistas, o como te veas, que sólo le importa el cómo eres y que con eso es suficiente?.
Creo que siempre seguiremos siguiendo esos patrones de belleza (cara, cabello, cuerpo) que nos ciegan de lo realmente importante y valioso, pero al menos queda el consuelo de que no todo el mundo es así, tal vez la mayoría de nosotros sigamos y seguiremos dichos patrones por el resto de nuestra vida y nunca conozcamos un lado único en las personas que nunca vimos antes que es su personalidad, pero a otros no les importa lo externo, ni lo que piensen los demás, sólo le importa compartir con alguien que te agrada, se parece a ti internamente o simplemente por más que no se parezca a ti en la manera de pensar te guste te gusta su manera de pensar. Tal vez sean tan pocas este estilo de personas que ni se ven, pero están ahí, sólo hay que saber buscar y no juzgar.

Y termino con aquella frase de William Shakespeare: ''El amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos''.

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