lunes, 23 de septiembre de 2013

La realidad de mi calle: Su pan de cada día, nuestro martirio de cada día.

¿Oficio o vocación?

Camino por las calles, pero me siguen otros pasos, pasos impregnarnos de oscuridad, pasos mal intencionados que retumban tras de mí, cada segundo con más fuerza. Me siguen otras pisadas negras, quieren arrebatarme algo, pero no sé que. Vienen de la calle mala y la pobreza, a profanar mi día, mi tranquilidad, a despojarme de todo menos de esa sensación de inseguridad. Lo sé…me persigue una sombra. Nos persigue una sombra.

Ladrones de la calle torcida, de los barrios bajos, hijos de la corrupción, la trampa y el juego sucio, el juego que juega con las vidas como naipes, las arroja y las usa a su conveniencia, les saca el provecho y finalmente las descartan.

Hay malandros, policías volteados, una calle oscura y sin faros que nos guíen, calles vacías y sin nadie que nos cuide. Salimos de esa puerta y ya estamos en peligro y siempre es una suerte volver al final, regresar vivos.

Las calles tienen esquinas empapadas de sangre, callejones sin salida, bandas circulando en finas motocicletas, buscando victimas, ganándose o arrebatándonos el pan de cada día.

La delincuencia es un olor pútrido que se ligó con el aire y quedó tan concentrada aquella fusión, que se vuelve tristemente una cotidianidad que ya a nadie sorprende. Es normal escuchar entre cotilleos, que cada uno siempre tiene una historia que contar sobre aquella vez que su vida estuvo en riesgo, nunca hay silencio cuando se toca ese tema, siempre hay una experiencia compartida, se fundió en el aire y también se licuó en nuestras pláticas del día a día.

A todos siempre les falta algo, les falta dinero, pan, cerveza o droga y nunca hay otra opción, les falta lo malo, lo desviado, hasta el punto de necesitar lo malo y vivir para matar y matar para sobrevivir.

Camino y camino con prisa, porque aunque sea en plena luz no siento el suelo firme, siento que tiembla bajo mis pies y que esos pasos negros se avecinan en búsqueda de su presa, de su blanco fácil, su carne fresca.

Ahí andan y seguirán andando, escurriéndose  como plaga e inyectando muertes, atracos, vandalismo. Por ahí andan con la pinta, la cara fea y pistola en mano.

La injusticia siempre retornara como retorna cada noche, para oscurecer el camino, para desviarlo hacia el vertedero más cercano. Y la justicia ha sido violada por las manos duras de la corrupción, por la morbosa arbitrariedad, ella murió y pereció sin dignidad, la ignoraron y dejaron que su putrefacto cuerpo se descompusiera de la forma más cínica.

¡Cuantas pistolas se han posado en mi cabeza, cuanto miedo, cuanta indecencia!
Todas esas vidas a las que se les arrancaron un futuro,
El trabajo sucio, las manos manchadas, el dinero enlodado y el beneficio a costa de una sociedad desprotegida, indefensa y descuidada, siempre expuesta de la forma más indigna.

Bandas grandes y de oficio, ya encontraron su vocación, ganarse el premio de otro, quitarle el respiro… y seguir en eso, en su barrio sucio, con su cara e’ tabla y lavándose las manos con la hostilidad y el descaro con la que el pueblo se baña a su causa.

Así nos quedamos, como manchas sin seguro, perdiendo lo que es nuestro, lo que fue nuestro. El crimen es una sabana que nos acobija por las noches, por el día, por el camino que nos destierra de un mejor destino y deja a todos sin la vida por delante y con una bala atravesada.

¡BUM!
Todo termina una vez más…
Y ellos vuelven otra vez a quedarse con todo
Con nuestras cosas, nuestra seguridad, bañándose en oro con nuestra libertad.

Aquí estoy y en lugar de mirar hacia delante siempre miró hacia atrás, escudriño cada lado con miedo, esperando sin esperanza la llegada de las pisadas, de ese momento inevitable en el que las huellas negras pisen las mías y esa sombra finalmente ocupe mi lugar.



 Nuestros lugares….

sábado, 7 de septiembre de 2013

La idea de dios. (Divagando V)



La gran idea.
Por Daniela Ferreira

A veces quiero creer que sí, que allá arriba o en alguna parte más allá de la existencia hay un cielo, un refugio eterno que nos espera, un paraíso oculto entre las nubes que revela sutilmente su existencia cuando amanece, coloreando el cielo, levantando el sol, como mostrándole a la humanidad cada mañana una porción del edén que nos espera, revelándonos una pequeña parte de la perfección, para que así de alguna manera no tuviéramos miedo, miedo de no llegar hasta el final del día y miedo de que estas sean las últimas horas que recorra nuestro tiempo, porque ese amanecer es una muestra de que si nuestro último día en la tierra llegase a ser este nada malo va a pasar, como si el cielo fuese un aliento y gritara en sincronía con los colores: “Todo va a estar bien”.

Es divertido pensar en algo así, en que lo que nos espera es sólo felicidad o una especie de recompensa por aguantar cada día sabiendo lo complicada y difícil que es la vida en si misma. Que después de todo vivir no se trata meramente de respirar, merodear y cumplir funciones, es tan complejo que uno mismo ni lo entiende, por eso necesitamos que algo tenga sentido, para sentir así que algo encaja, que tiene lógica y que al comprenderlo pueda formar parte nuestra, por eso necesitamos el cielo, la idea de dios, de una conciencia sublime que ronda por el mundo haciendo magias, destinos y milagros, planeando todo cuidadosamente para que cada evento signifique algo, para que cada ser reciba lo que se merece y lo que necesita al mismo tiempo, necesitamos aferrarnos a la idea de que la maldad no es sólo eso: maldad pura, si no una enseñanza, un paso más de un camino que nos llevará a un mejor lugar. Pero no creo que tengamos que crear a una criatura celestial para entender eso, a veces la maldad si es sólo eso, los eventos no fueron creados para que aprendamos de ellos, pero aún así tenemos la capacidad de aprender de ellos y avanzar por nosotros mismos.

¿Existe el destino?, tal vez no, pero si puede existir una fuerza inevitable, incontrolable y desconocida que hace que las cosas pasen como pasan, no porque debería pasar así o porque así estuviese escrito, si alguien o algo pudiera ver el futuro de alguna manera tal vez si exista el destino que se encargaría entonces de que aquellas visiones se cumplan y que todo pase como se predijo, pero cómo saber si alguien sabe nuestro recorrido, si nosotros apenas intuimos nuestros pasos y el futuro es tan oscuro y borroso como la muerte.

Es divertido pretender que dios es una persona, la idea misma del bien, pero a veces sólo hay realidades sin escapes divinos, a veces el bien y el mal son sólo ideas no dios y el diablo, pero una idea es la energía más compleja y profunda que puede experimentar el ser humano, la inspiración misma es una fuente magnifica, las acciones materializan las ideas y los pensamientos las organizan y analizan, pero si queremos decir que dios es algo, pues definitivamente no es una conciencia pura o espíritu divino que nos observa, si no esa inspiración repentina, cuando un pensamiento llega sin explicación a la mente, sin procesos ni impulsos, sólo aparece involuntariamente, como si fuese magia.

viernes, 6 de septiembre de 2013

--- DE QUE SE TRATA ESTO ---



¿Por qué morimos? Porque nacemos. Llegamos al mundo sin pedirlo, sin quererlo, casi por accidente, azar o destino, pero llegamos y estamos, estamos y sufrimos, perdemos cosas, ganamos otras  y vamos construyendo una historia sin proponérnoslo, una no… miles de historias, de recuerdos que nos definen, sentimientos que nos identifican y nos hacen únicos.
Pisamos la tierra, respiramos  sobre el barro  y  aunque nos tambaleamos inseguros, la vida nos empuja y nos vemos obligados a aprender a caminar, para que nuestro rostro no se embarre más de lodo, no nos queda más opción que levantarnos y mirar al cielo.
Nos duele todo, nos afecta todo, formamos parte de algo y nos involucramos con la existencia que no pedimos tener, nos empieza a importar todo y  tememos, queremos, gritamos. Llovemos y nos derramamos, sangramos y nos limpiamos, dejamos huellas en las pisadas y creamos así nuestro propio sendero, nuestro camino hacia algún lugar.
El oficio de vivir es bastante pesado como la gravedad y no nos pagan por hacerlo, por soportar cada día o más bien nos pagan con una limosna miserable de alegría una alegría a medias, incompleta.
Pero uno se acostumbra, se acostumbra al amor que se rompe, al dolor que nos corrompe, al tiempo que nos separa, uno se acostumbra a llorar y a derramarse, a escurrirse y a aporrearse.  Te acostumbras a los huesos rotos, a volverte polvo, a llorar a litros, a quebrarse, dolerse, secarse.
¿Por qué se acostumbran? Tal vez porque existe el día después de la noche, el arco iris después de la tormenta, porque existe la luz que cubre la sombra, porque nuestro corazón late  a mil por hora y nuestras pisadas vibran en el suelo. Nos acostumbramos a la vida porque hay cosas que van valiendo la pena, nos encariñamos y nos encaprichamos a la vida, hasta terminar aferrándonos con las uñas, con los dientes, con la carne y con lo que somos. Nos acostumbramos porque respirar se vuelve un vicio, porque las risas nos estremecen y las personas nos conmueven, porque miramos al horizonte y nos sale un brillo en los ojos, porque amanece, porque la música nos mueve, porque hay belleza, porque somos frágiles, vulnerables, susceptibles. Porque apasionarse es como incendiarse, porque el placer nos hace intensos, porque todo es bello, porque siempre hay sueños, nos acostumbramos porque necesitamos hacerlo  y evitarlo es un duelo. Porque besar nos excita y atreverse también, porque despertar es rico y correr nos da frío. Por la comida, el baile y el desvelo, porque la musa nos seduce y gritar y expresarse es un privilegio.  Porque poder incentiva, querer estimula y lograr desagravia, satisface, rehabilita, nos completa. Nos acostumbramos porque nos sentimos especiales, partes de algo, parte de nada y todo, porque nos gusta buscar, encontrar, perdernos, hallarnos, movernos, crecer, creer, saber, amar. Nos acostumbramos a la vida más que nada porque estamos vivos.
Y por fin le damos sentido a la vida y consientes de que no la pedimos, aprendemos con el tiempo a agradecerla, por fin el oficio de la vida deja de ser una carga y comienza a ser un aliado, un cómplice, una herramienta útil para que nuestras almas coexistan con el resto del universo. La vida deja de ser una responsabilidad, un trabajo, un obstáculo o una entidad ajena, extraña y desconocida y así sin más comienza a ser nuestra.
Pero esto pasa y cuando por fin aprendemos a golpes, rasguños, caídas de que se trata todo, cuando por fin entendemos y descubrimos que el secreto de la felicidad no es y nunca fue un secreto, si no una fórmula simple y clara como el cielo despejado que siempre estuvo frente de nosotros, cuando al fin descubrimos que lo más complicado es lo simple, encontramos el balance, el equilibrio, la respuesta idónea, descubrimos también que el infierno no esta abajo, si no aquí en la tierra, en lo humano y que el edén no esta arriba si no aquí en los mortales, en lo bueno. Cuando entendemos el lenguaje del amor y el sentido, el núcleo que une todo, donde todo converge como uno.  Cuando por fin queremos vivir y sobretodo aprendemos a vivir, morimos.
Todo se borra, todo lo mencionado se desaparece, como si nunca hubiese existido, como si todo hubiera acabado, pues de hecho todo sí terminó. Y toda esa complejidad, paradoja, todos esos demonios, sonrisas, recuerdos, todo ese menjurje profundo, hondo, esa mezcla homogénea de todo, mezcla mojada, revuelta, cósmica, alocada, indefinida que viene siendo lo que somos, se resume a cenizas,  a un velorio triste, unas palabras banales de lamento, unas flores secas sobre tú sarcófago, un minuto de silencio. Unos pocos lloran y te extrañan durante un rato, pero en algún momento lo superan y te arrojan al pozo cruel y vil del olvido y entonces mueres otra vez.

FIN.

El tiempo es el mejor aliado y nuestro peor enemigo.
El tiempo es culpable de la dicha y el suplicio
De la vida
Y de la muerte.

sábado, 29 de junio de 2013


 La Graduación


La secundaria es el lugar donde reside la adolescencia, es el templo de las hormonas sueltas, de la guerra y de la Apocalipsis existencial. En la escuela aprendes cosas que no sirven como lo son las clases, los problemas de aritmética, los laboratorios de biología o quien fue el primer presidente. Todo eso tal vez funcione para que no lleguemos al mundo con el cerebro vacío, pero nunca nos enseñaron como ir al mundo real y enfrentarlo, nunca nos enseñaron lo vital para saber vivir y no creo que el método de Gauss, aprendiendo el proceso de mitosis o aplicando la ley del seno y del coseno, nos sea útil para afrontar la realidad, muchos creen que sí y no es que cuestione o denigre el poder conocimiento, porque la sabiduría es muy importante, pero no todo se trata de teoría que al fin de cuentas olvidaremos, es necesario que aprendamos y sepamos vivir, hay gente que es muy inteligente, responsable y de buenas calificaciones, pero como persona son calificadas como basura humana. Durante todos estos años, luché contra muchas cosas, sobre todo contra mí misma, porque de eso se trata crecer, explorar quien eres y luego descubrirlo.
La escuela es un ensayo, una preparación previa del mundo que enfrentaremos al graduarnos y no hablo de las materias, ni de las clases, si no de las personas, del entorno con el que convives a diario, un entorno que te acoge, te lanza, te golpea y te abraza, un entorno tan inestable como lo es la adolescencia misma. Es un ensayo porque a veces en nuestra propia aula encontramos todo tipo de gentes, los que son graciosos, los que son populares, los que siguen al resto, los inteligentes, los que nunca estudian, a los que nada les importa y los que son nadie. A fin de cuentas los graciosos no saben que quieren de la vida, los populares en realidad están solos y vacíos, los que siguen al resto no saben ni sabrán quienes son realmente, los inteligentes tal vez lleguen lejos, pero algunos serán fríos y duros con otros, los que nunca estudian serán carismáticos pero se quedaran estancados en su propio conformismo y procrastinación, a los que nada les importa nada harán y los que son nadie, nadie los verá. Y esa es la realidad, esos son los personajes que conforman el simulacro de la vida. Tienes que enfrentarte a problemas que parecen grandes pero en realidad son banales y triviales, nos parecen difíciles porque nuestras hormonas y nuestra sensibilidad prepuberta nos lo hace creer así, eso es parte del simulacro, no nos damos cuenta que con lo que lidiamos no eran problemas reales hasta que dejamos la secundaria y encontramos los problemas reales, son verdaderos porque así como los ves así son, sin ser distorsionados por el dramatismo adolescente o alterados de alguna forma así vienen y así son.
Esos problemas falsos nos hacen madurar para lo que de verdad importa, como lidiamos con presiones sociales, autoestima, amistades, dificultades, primeros amores, inseguridades, miedos, decepciones, hipocresías, burlas, gente que te juzga y te señala y más. Si logramos enfrentar todo aquello, la vida seguirá sin ser fácil, pero al menos tendremos la noción de que nos deparará y algo de experiencia que nos ayudará a entender algunas cosas y así seguir avanzando aunque a haya tropiezos. Aprendemos más de los que nos dañan sin la intención de enseñarnos que los que nos enseñan con la intención de que aprendamos.
Y en este último paso, entendí que de eso se trataba y que aprendemos más de la gente que nos ataca afuera de los salones que de la que nos enseña en las aulas. La escuela siempre me pareció la escusa perfecta para ser inmaduro, pintarse el pelo, abrirse piercings a escondidas, decir tonterías en clases, hacer payasadas, escaparse, etc. Es el mejor pretexto para no pensar, para revelarse o sencillamente para no ser uno mismo. Y al final del recorrido descubres que nunca fuiste nada de eso que creíste que abarcaba tu identidad y cuando toda esa inmadurez se esfuma porque ya no queda otra opción más que madurar, cuando todas esas capas se difuminan, esos estilos, insistencias por encajar, mentiras que decimos a otros y a nosotros mismos y la importancia que damos a la opinión ajena, cuando todo eso se va, no necesitamos seguir fingiendo, porque al momento de madurar, la opinión del colectivo pasa a segundo plano, entonces descubrimos quienes somos realmente.

Todos esos pasillos y aulas que se convirtieron en una segunda casa, pero no un segundo hogar, se volverán lejanos con el tiempo y de esa institución, cárcel, manicomio, selva hormonal o simulacro de la realidad, sólo quedaran recuerdos vagos y borrosos de pocas sonrisas, algunos logros y mucha complicación abrumadora, intimidación, incomodidad y hostigamiento pero lo que si quedará vigente y nítido hasta el final, lo que si importará y quedará siempre en nosotros, no son los recuerdos, si no lo aprendido, lo que por las buenas o por las malas nos tocó entender para así madurar y llegar a ser quienes seremos el día de mañana. Terminé la secundaria, es hora de empezar con la vida real y graduarse en ella nos proporcionará algo más valioso que un título o diploma, nos proporcionará la verdadera sabiduría.

El recorrido no fue el más grato de mi vida, pero sí el más significativo.

ME GRADUÉ.
Promoción 2012-2013
27-6-13

lunes, 10 de diciembre de 2012

Recuerdo del privilegio de vivir.


Aún recuerdo aquel día, por más lejos que este, lo siento cerca de mí, unos días más que otros, pero todavía puedo detallar ciertos fragmentos inolvidables. Consigo evocar con éxito todas las sensaciones que me visitación y la felicidad que se sentía tan única, tan eterna.
Reviso entre mis memorias y llega a mí la remembranza tan nítida de un amanecer, uno que traía treguas y luces consigo, nunca aprecie tanto el valor de la vida como en ese día, nunca un día tan corriente lo conseguí transformar en una reminiscencia tan perpetua y especial. Por primera ves hice las paces conmigo misma, por un solo día decidí aceptarme tal y como soy sin exigirme nada, ni perfecciones, bellezas o talentos, sólo era yo y así estaba bien, todo convivía en una armonía indestructible, el futuro no era una sombra de miedos, era una luz de esperanza, el pasado no era un fantasma perseguidor, era una pila de rememoraciones alegres y aprendizajes, y el presente no era el peso de despertar, sufrir y seguir, el presente era sencillamente el privilegio de vivir.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Divagando IV


Una despedida es la transición de presente a pasado, es cerrar un ciclo para crecer, a veces es dolor o tristeza, pero tener la valentía de saber despedirse de las personas, sentimientos o momentos, nos hace mejores, nos hace crecer y dejar en nosotros un espacio para nuevos saludos.
Una despedida es una tregua entre tú y de lo que te despides, es un tratado, de que jamás se van a olvidar, de que seguirán adelante y tal vez miren con nostalgia hacia atrás, pero eso jamás les impedirá avanzar. Es guardar todo lo vivido a modo de experiencia, de remembranza, de esperanza. Despedirse es una aceptación de que todo tiene un cierre, pero nunca un final. 

lunes, 26 de noviembre de 2012

¿Las personas pueden cambiar? : Variables y constantes.


¿Las personas pueden cambiar?

Sí y no. Depende de que quieren cambiar y de que pueden cambiar o en su defecto, mejorar.
En cada persona varia, se hace más fácil con las motivaciones, las intenciones y la fuerza de voluntad que habita en el individuo. Realmente las personas nunca cambian, no del todo, porque por más que intenten renovar todo siempre hay algo que queda, como una constante, algo que nos define, algo a lo que no podemos tener acceso y facilidad de manipular, eso que no podemos modificar, por más que queramos o deseemos es lo que somos.
La gente puede cambiar hábitos, vicios, manías, estilos y algunas actitudes, pero bajo ninguna circunstancia pueden cambiar lo que son, no es lo mismo variar factores externos, controlar estímulos o reacciones que pretender ser alguien que no eres sólo por querer avanzar y mejorar tu calidad de vida o la de los que te rodean.
Por ejemplo, existe gente que es adicta a las drogas o a la bebida, la mayoría quiere o pretender cambiar, suprimir o controlar estas adicciones no porque quieran, si no porque deben hacerlo, porque piensan que eso mejorara su calidad de vida, salud y entorno, pero no es lo mismo dejar de ingerir bebidas alcohólicas porque es lo que quieres, porque te aburriste o lo superaste que abstenerse por que es lo que se debe hacer, lograr lo primero es muy difícil, no imposible, con fuerza de voluntad se logra, pero para algunos eso es lo que son: alcohólicos desmedidos, y no lo pueden cambiar, por eso es que varios recaen, aquellos que lo superan con mayor facilidad es porque en realidad no son alcohólicos no de verdad.
Ahora cuando hablamos de adicciones es muy diferente a cuando hablamos de la personalidad, hay gente que puede tener un carácter agresivo y eso tiende a alejar a los demás, entonces surge la motivación de un cambio, pero es muy difícil cambiar la agresividad si eso es lo que eres, lo puedes contener, controlar o reprimir, pero jamás se elimina por completo, porque eso es lo que son, se engañan a si mismos y a los demás porque no les agrada quienes son y ahí es donde fingen ser otras personas, no es que este mal, controlar esa parte de nosotros que nos perjudica a nosotros y a los que queremos, pero es absurdo creer que por mejorar dejamos completamente de ser aquello que éramos antes; Una persona puede ser agresiva por dos razones: porque eso es lo que es, es parte de su personalidad o por algún conflicto externo o interno no resuelto, cuando se trata del primero no se puede cambiar, cuando se trata del segundo sí, porque en este caso la persona no es agresiva, si no que paso por situaciones que le hicieron tomar la decisión de ser así, como dije anteriormente, el individuo puede creer que cambio y que es agresivo ahora, pero si en realidad siempre fue una persona pacifica, no cambio nada sólo finge o controla quien es realmente, pasa por una etapa.
Algunos dicen que las personas nunca cambian, es parcialmente verdadero. Nuestra identidad es como las ecuaciones: Hay variables y constantes. En nuestro caso las variables representan todo aquello que podemos controlar, modificar, manipular, eliminar, CAMBIAR. Pero si podemos cambiar no forman parte legitima o verdaderas de nuestra identidad, aún así son parte de nuestra personalidad, pero no son nuestra personalidad realmente, a veces pueden ser etapas o momentos, volviendo al ejemplo del alcohol, muchos se vuelven alcohólicos porque tienen problemas y no saben como lidiar con ellos, esas personas si pueden cambiar, solucionar sus problemas de otra forma y avanzar, pero los que son alcohólicos porque les gusta la bebida, porque es algo que son, tengan o no problemas, por más que lo intenten es casi imposible. Ahora tenemos las constantes, son esos rasgos nuestros que siempre están ahí, aunque sean negados, ocultados, reprimidos, siempre seguirán ahí, definiéndonos para bien o para mal y diferenciándonos de las demás personas. Es aquello que no se le atribuye a algún conflicto, porque sin importar lo que modifiquemos en el exterior, agregando o quitando problemas siempre va a ser igual.
Si la gente pudiera cambiar lo que es y lo que siempre ha sido entonces ¿Quiénes seríamos realmente?, si como los camaleones que cambian siempre de color, nosotros pudiéramos cambiar fácilmente toda nuestra personalidad por una que nos guste más, ¿Cuál es el punto de la identidad?, esta no existiría, seríamos sólo variables sin algo que sin importar las condiciones permaneciera fijo en nosotros.
No podemos cambiar lo que somos, sólo aceptarlo y esperar a que los demás nos acepten así. No hay razón para engañarnos a nosotros mismos y a nuestro entorno y esconder aquello que a veces nos hace diferentes, fracasados, virtuosos y siempre ESPECIALES.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Sueños que ignoran.

Ojala se pudiera vivir de sueños, sin realismos, cerrar los ojos y pensar en lo que quieres pero jamás abrirlos y saber que no lo tienes… que jamás lo tendrás.
A veces no puedes luchar para lograr tus sueños, porque hay tanto tipo de sueños y cada uno tiene una forma de hacerse realidad a su manera, algunas veces ellos vendrán a ti y tú sólo los tendrás que tomar, son esos que llegan en forma de oportunidad, en los que volteas y ahí están y tú tienes en tus manos la decisión de hacerlo realidad  o dejarlo ir, luego están otros que no son tan fáciles de conseguir, que están ahí, esperando a que los atrapes, pero están a la misma distancia que las estrellas y hay que enfrentar mil obstáculos que te harán subir y subir y poder llegar hasta ellos, esos vienen disfrazados como metas y por último están esos que sólo se alejan, esos que nada más puedes ver, pero nunca los podrás tocar porque no hay caminos que cruzar o ríos que navegar para encontrarlos ni se acercan, ni se alejan más, están como en un limbo impalpable e impenetrable, donde esos deseos permanecen indiferentes a nuestro destrozado corazón y neutros a las lágrimas que danzan por nuestro inexpresivo rostro y que vagan en nuestra mirada seca y vacía. En algunos instantes crees tenerlos un milímetro más cerca de ti o que has avanzado un paso más hacía ellos, pero es un espejismo que se deshace en la existencia donde sólo es imposible. Ni los gritos, ni los golpes de frustración logran inmutar el rostro desgraciado de nuestra pasión inalcanzable, es como hacer fabricado ideales y esperanzas, pero que estos no sean para ti.
Y ellos vuelan libres, impolutos e impecables sin saber que tú fuiste su creador…

martes, 20 de noviembre de 2012

Divagando lll


¿Por qué le tenemos tanto miedo a la muerte?




Porque en un mundo donde todo es relativo (las verdades, los momentos o los amores), nada es para siempre y todo cambia, la muerte es el único paso que dura para siempre; Es tan absoluta, definitiva e irreversible que pasma, aterroriza y trauma. Porque es desconocido, porque no tiene explicación, porque es una duda y no sabemos que pasará después. Porque a los humanos les aterra lo que no conocen, lo que no pueden analizar, lo que no esta a su alcance y más si es algo estático y eterno. Es como caminar hacia un sendero oscuro e incierto sin saber lo que nos espera y sin poder mirar atrás.

martes, 4 de septiembre de 2012

Distracción

A veces las películas son crueles, las alternativas imaginarias son crueles, muchas veces nos venden una idea de la realidad completamente equívoca y errónea, nos proyectan finales felices con canciones pop que hablan de lo increíble que es la vida como fondo y es cruel, porque por más películas que sean, suelen dar esperanza, y un tipo de mensaje o enseñanza, bien sea intencionalmente o no.
Pero en la realidad, la vida es mucho más que lo que una cámara intenta captar o de lo que unas personas pueden interpretar, no hay finales felices porque no hay finales, la vida no es todo el recorrido hasta el momento especifico de felicidad donde todo se congela seguido de créditos, la vida es un recorrido completo de cada etapa, buena o mala, ninguna es permanente, ni llega como se espera, y aunque así fuera, no tendría sentido la vida si sabemos como va a terminar, si nos sabemos todo el guión, sería más seguro, sin esos giros sorpresivos que espantan, porque no sabes cuando o como llegaran si mejoraran todo o sólo empeorará.
La realidad que vivimos es dolor, la felicidad es una distracción, una vía de escape, un atajo, todo lo demás es dolor, dolor y miedo, miedo a la muerte, a lo desconocido, al dolor.
Pero por otro lado, ¿Para qué queremos o esperamos que las películas se asemejen a la realidad?, la realidad es dura, la respiramos cada día, la sentimos cada mañana al despertar y darnos cuenta de que el mundo que creamos era otro sueño, otro delirio nocturno; es sobria, sólida y dura, y nos rodea en cada paso, nos ata al suelo, nos decepciona y nos ahoga, ¿Para qué queremos ver todo eso en una película una y otra vez?.
Las películas pueden ser crueles, nos venden una idea falsa, una expectativa dañada de cómo es el mundo, pero eso son, un escape de tanta imposibilidad, a veces necesitamos ver que aunque en nuestro mundo tan real y tan lógico todo es palpable y triste, alguien es feliz, así no exista ese alguien, ni su felicidad, porque en su mundo tan ficticio y paralelo todo es libre y moldeable, todo es magia.
Eso son las películas, los libros, la música, las posibilidades, los sueños, ¿no?… una distracción.

miércoles, 6 de junio de 2012

Lo opuesto al arte es la indiferencia.


El arte es arte mientras cause o transmita sensación, bien sea de desagrado, alegría, repulsión, odio, nostalgia, etc; Es arte mientras evoque sentimientos ocultos o libres y desate pasiones. Por el contrario una obra es realmente mediocre cuando no produce nada, cuando son sólo trazos que no motivan o palabras que no estimulan. No es arte cuando tienes esa creación frente a ti y no sientes nada.
Yo prefiero que odien o que amen mis obras, pero que desate en ellos una pasión que los guíe y los dirija a que les sea neutro y no emerja en ellos nada, que no se aloque ningún sentido, no haya fuego en su interior o no ocurra una explosión de emociones.
El arte puede producir amor u odio, lo opuesto al arte es la indiferencia.

sábado, 19 de mayo de 2012

Un creador.




Algunas personas no hallan su reflejo en el exterior, esa pieza de uno propio que se encuentra coexistiendo en el mundo con otras partes. Algunos sienten que no encuentran ese algo de ellos en las afueras y quizás, por eso algunos deciden volverse artistas o creadores, (pintores, escritores, compositores, pensadores, entre otros.). Por eso algunas personas crean, engendran algo que nace desde ellos, a partir de lo más profundo de sus entrañas; Arrancan una parte de su pequeño ser, en lo más puro y esencial que los determina y la arrojan al mundo, esa porción de ellos mismos, de su identidad.
Así hallan su reflejo y a su vez otras personas que por un instante se sintieron perdidos y que no se encontraban, se topan con ese pedazo de propiedad y se iluminan, se identifican y saben que no están solos; que no sólo hay un retazo de existencia, una refracción en la que brillan, si no que también hay un creador que los comprende.