miércoles, 24 de noviembre de 2010

Su mirada.

Son esas miradas, esa forma de observarte, de contemplarte, esas leves expresiones faciales para nada grotescas, sencillas y perfectas, en la que nos perdemos como en un laberinto, pero no queremos salir, queremos permanecer en aquel laberinto, perdernos en ese rostro, en esa sonrisa, porque ahí, perdidos es donde queremos estar, lejos de la realidad, donde su mirada es lo único que existe en tu mundo. Te puedes crear una historia de amor mientras te hallas sumergida en el inmenso mar de sus ojos, te inventas como sería una vida a su lado incluyendo el ese típico final feliz de cuento, pero... es que después no quieres un final feliz, lo que quieres es que no tenga final.
Mientras continúas extraviada, distanciada de todo lo que no sea él, tu imaginación se desata descaradamente, enviando a tu mente las ideas e historias más descabelladas que jamás creíste que se te podrían ocurrir.
Te ruborizas, no te deja de mirar, se te hace un nudo en el estómago, no lo puedes evitar, no lo quieres evitar, quieres sentir esa sensación que recorre tu cuerpo, que te emociona, que te sosiega, que te llena de adrenalina. N no puedes controlar nada, y de pronto, sin si quiera proponértelo se te escapa una sonrisa. 
"Los ojos son la ventana del alma" y tu te quieres asomar, saberlo todo, lo que lo hace feliz, lo que lo hace llorar, conocerlo a fondo, desde lo más simple a lo más complejo, sientes que quieres estar ahí, protegerlo, confiar en el, que el confíe en ti, hacerlo reír, aconsejarlo, estar con el siempre, experimentar sus besos con vehemencia y vigor, sus abrazos, sentir que te cuidan del peligro cuando sus brazos te rodean. Más allá de asomarse en la ventana de su alma, quieres penetrar en su alma, en sus emociones, sus defectos, su humanidad, ser parte de su alma, parte de el. Quieres que tenga mil imperfecciones y poder aceptarlo con ellas, porque eso significa, que tu amor traspasa fronteras y barreras, no acepta límites ni deja que obstáculos minimicen o deterioren lo que sientes, sólo deja que hagan que el sentimiento sea más fuerte e intenso.
Y vivir un amor lleno de pasión, sincero, único y perfecto y lo más importante: eterno. Qué más allá de la muerte, el sentimiento siga vivo, intacto y puro.
Pero luego de un sopetón, despiertas, te das cuenta de que ese mundo fantasioso e irreal es sólo un espejismo, una alucinación, un sueño y mientras la imaginación es amarrada y amordazada nuevamente y te conectas al mundo real te das cuenta de que el nunca te miro.

1 comentario:

Comenta si quieres.