lunes, 29 de noviembre de 2010

Cuentos, doncellas en peligro y la luna de queso.

Me gustaría ser un personaje de un cuento, ser una de esas típicas doncellas en peligro que siempre son rescatadas por un príncipe azul en su fiel y rápido caballo. O ser la protagonista de una aventura llena de riesgos, emociones, tesoros ocultos y peligros ignorados. Enfrentarme a una bestia espectral, sentir la adrenalina por mis venas y el miedo apoderándose de mi cuerpo, pero aún así luchando contra el para derrotar al aterrador mounstro.  Divertido también sería ser como una especie de detective, desentrañando  pistas y datos cruciales, armando un rompecabezas dificilísimo y lleno de intrigantes misterios. Viajar a un país lejano, lleno de sorpresas, diversiones y profecías, ser esa elegida destinada a salvar ese lugar inexistente pero muy importante para aquellos que habitan en el. Poder tener dos alas inmensas unidas a mi espina dorsal y agitarlas con ímpetu y alzarme alto por el cielo, recorrer el mundo y que el viento despeine mis cabellos. Tener poderes sobre naturales, dones especiales que sólo yo pudiera poseer.
Que la luna fuera de queso y las estrellas sueños perdidos, que los planetas fueran globos y las nubes algodón de azúcar, que los peces pudieran volar por el espacio y que los humanos pudiéramos convivir en paz absoluta.
Todas propuestas descabelladas y alocadas, sin lógica, ni una remota posibilidad de alguna pudiera ser real, o que alguna poseyera algo de coherencia alguna, todas son propuestas irracionales y totalmente contradictorias. Precisamente eso es lo mejor de la imaginación, que ella por más demencial que sea nos lleva a lugares increíblemente extraordinarios. Ella, es una hacedora, una creadora, no para de inventar situaciones y siempre va de la mano con la ficción y la incoherencia.
Increíble a donde nos puede transportar la imaginación si dejamos que esta nos lleve, nos puede guiar a el lugar más estrafalario e irreal, más lejano y desconcertante, aunque nuestro cuerpo se queda aferrado en un sitio, nuestra mente, como siempre grande y sorprendente puede ir a más allá.
Los libros, también son como una especie de boleto de avión hacia lo desconocido, exploramos la imaginación de los autores y viajamos con ellos a sus fantasías creadas, nos muestran su mundo y nosotros simplemente lo inspeccionamos curiosos y ansiosos por lo que nos encontraremos.

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