lunes, 10 de enero de 2011

Las maravillas de la vida, el singular espacio exterior y los insignificantes seres humanos.


“Diríjase a una zona rural por la ruta que más le guste y espere a que anochezca y camine hasta que sienta que está en medio de la soledad más absoluta. Una vez allí, levante la cabeza al cielo y mire las estrellas En ese instante, visto desde el espacio, usted debe ser algo así como un microbio sobre una pelota de fútbol.
Piense que esta parado sobre un minúsculo planeta que gira alrededor del sol, y que el sol es sólo una estrella pequeña entre los millones de estrellas que está viendo y que forman nuestra galaxia. Recuerde, además, que la nuestra es una de millones de galaxias que hace millones de años giran en el espacio” – Párrafo extraído del texto “Métodos para achicar la soberbia” del libro “La culpa es de la vaca”

Este fragmento que leí, fue lo que más me llamo la atención de el texto “ Métodos para achicar la soberbia”, porque me hace pensar en que a veces nos sentimos grandes, poderosos e invencibles, pero en realidad no somos nada, nada comparado con la infinidad del espacio, con los misterios y secretos que se ocultan en el exterior, totalmente insignificantes en comparación también con las maravillas que contiene nuestro planeta, con el mar, extenso y fuerte, profundo e impotente o con el cielo o las nubes que se mueven libres a nuestro alrededor o la luna, tan lejana y esplendida o las estrellas, en fin. Todas estas cosas se combinan y forman ciclos, forman paisajes y parte de nuestra vida, estos elementos conviven a la perfección formando cosas perfectas y únicas, porque a pesar de que estas sean diferentes se complementan para crear cosas especiales. Estos elementos son increíbles y como había dicho antes lo que los hace perfectos es el hecho de que son simples y de que no quieren ser perfectos ¿Acaso el sol sale por las mañanas con la intención de que todos lo admiren y  contemplen su luz? ¿Será que las estrellas brillan en el cielo para presumir su destello? Pues no, el sol sale cada mañana porque eso es lo que hace porque es parte de un proceso de traslación que esta realiza, pero eso no quita que el amanecer sea siempre magnifico cada vez que se ve. Y lo que yo digo es que  cuando intentamos ser perfectos en todo nunca estaremos satisfechos, porque ningún ser vivo puede serlo, porque nosotros nacimos queriendo serlo, porque tenemos intenciones de serlo en cada cosa que hagamos, pero casi siempre por razones egoístas, para sentirse superiores, admirados y únicos en todo, pero las maravillas del mundo si lo son porque ellas no quieren ser superiores ni únicas, su ego no se eleva cada vez que nosotros las miramos, y su maravilla hace felices a otras personas y les enseña a algunos lecciones de vida, sin ningún propósito de hacerlo. Si existe un Dios este no nos dio la perfección por ese motivo, porque lo usaríamos de forma egoístas a diferencia de la naturaleza que sin saberlo lo usa para que los demás las aprecien.
Tal vez, si sólo tal vez nosotros nos complementáramos desechando nuestras diferencias, olvidando el orgullo, la soberbia, el narcisismo y el egoísmo pudiéramos hacer cosas casi perfectas, valdría la pena intentarlo.

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